Destrucción de los hábitats naturales de población originaria y la vida que en ella se desarrolla. Explotación de los trabajadores que laboran en condiciones deleznables, los mineros de Copiapó son un ejemplo, buzos de las salmoneras otro. Violencia desatada en las relaciones humanas, represión de la protesta social por parte del Estado a través de su fuerza de vigilancia, televisión docente que educa a generaciones y cuan morfina obnubila las mentes de quienes se hipnotizan con sus pixeles.
¿Qué elementos podría tener uno para pensar que esto cambiará?. La racionalidad en donde analizo los contextos políticos, sociales y económicos no permiten optimismos forzados. M e da una bronca pensar en ese 1% que acapara lo que pertenece a todxs que se me viene a la mente la Revolución Francesa y el trato a la aristocracia. Me emputece también el 19% restante que trabaja para ellos y así obtiene estilos de vida exitosos en la competencia individualista por la felicidad, burguesía le dicen los amigos más políticos y me quedo con el concepto.
El otro 80% tiene que hacer algún cambio, pero si la articulación ya es difícil por desconfianzas y sectarismos, imaginemos como anda la unidad, más aún bombardeada por la publicidad y el consumo que enceguece a la lucidez.
Como tantos otros que se me vienen a la mente mientras escribo, la mirada de la realidad que decidí tener, me ha convertido en una persona que no se acostumbró a aceptar ese orden de cosas porque la vida es así, demoré en despertar pero finalmente decidí trabajar para destruir este tipo de sistema, y la mejor opción creo, se encuentra en construir otra manera de desplazarse por este mundo, o sea, Re-evolución, esa misma ya perseguida por existencias generosas.
Esta difícil la cosa y con extremos gobiernos de derechas tendremos que resistir y a la vez construir esa otra forma de libertad, no esa basada en el tener manga ancha para acaparar, sino que libertad en la que nuestros actos no piden permiso pues existe conciencia. Conciencia No de Dios, sino que del otro(a), y de la tierra que entrega los elementos indispensables.
Uno no se convierte en un mesías por trabajar para que la vida sea la posibilidad digna y justa de todos -si es por eso somos miles de miles repartidos por el mundo y solo en Valparaíso debo conocer unxs 300 y ser amigo de unas decenas de ellos-, uno se transforma en un luchador inconformista, alguien que piensa y actúa para respetar a nuestra pachamama, para trabajar de manera digna, para cultivar las relaciones y las artes… una manera de vida ante la realidad, una forma que no se cansa uno de intentar.
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