Manifestaciones espontáneas estimuladas por las redes sociales cibernéticas se sucedieron en Santiago, Valparaíso, Iquique, Concepción, Antofagasta y otras ciudades del país. En la capital, más de 5 mil personas según el ojímetro se movilizaron por las principales arterias de Santiago Centro, hasta que cayó la represión de carabineros.
18:50 hrs.
Cerca de 500 personas se encontraron en la Alameda con Paseo Ahumada para repudiar la aprobación de la COREMA de la Región de Coquimbo a la Termoeléctrica Barrancones que se pretende instalar en la comuna de La Higuera, lugar en donde se encuentra la paradisiaca Punta de Choros. Dejé mi bicicleta amarrada a un poste de luz y me sumé a la movilización.
Esta Termoeléctrica de la transnacional Franco-Belga Suez Energy, emitirá diariamente 4.5 toneladas de material particulado al aire, afectando con ello, no solo a la Reserva Natural Pingüino de Humboldt (que concentra más del 80% de los pingüinos de su especie del mundo) y a la Reserva Marina Isla Choros y Damas, sino que también a actividades sustentables como el turismo, el cultivo de olivos, y las áreas de manejo con la cual se obtienen locos y otras especies.
19:25 hrs.
Alrededor de 4.000 se congregaban en la Plaza de Armas de la capital y con el fervor de la rabia contenida, se lanzan consignas en contra de los 15 personeros de gobierno que votaron a favor de la destrucción de un hábitat natural, y a favor de una matriz energética que se sabe, alimentará la voracidad de la Barrick Gold y su etnocidio en las montañas de la tercera región.
Obviamente no faltaron los famosillos que se aparecieron a sumarse a la manifestación y uno que otro político también aparecía aprovechando el rating espontáneo que le daba un público de varios cientos de personas.
“Piñera, entiende, Chile no se vende” era el grito que más se escuchaba, y personas que jamás se habían manifestado en su vida –de acuerdo a lo conversado con algunos y algunas-, eran ahora protagonistas de la manifestación más multitudinaria que se tenga recuerdo en estos 6 meses de gobierno del empresario presidente.
19:45 hrs.
La multitud empieza ahora a movilizarse nuevamente y en Ahumada doblando por el paseo Huérfanos, la columna que a esa altura era de poco más de 5 mil personas se comienza a dirigir hacia el palacio de gobierno a manifestar su descontento. A la gran cantidad de jóvenes, se sumaban numerosos ciclistas y oficinistas que se plegaban a la caminata que pretendía mostrar su enfado pacíficamente para con la promesa incumplida del especulador presidente –otra más-.
20:00 hrs.
En teatinos con Huérfanos empieza la represión policial, quienes cercando el palacio de gobierno, empiezan a vociferar por altoparlantes que la gente se disperse, pues la marcha no estaba permitida y se tenía que volver al “orden”. Nadie tiró una sola piedra ni hizo destrozo alguno, pero así y todo, la policía que custodia la ley redactada por y para los poderosos dueños del país, comenzó a dispersar a la gente.
20:45 hrs.
Recuperé mi bicicleta en Ahumada con Alameda y aún por distintos sectores de la capital, se daban escaramuzas con personas que al cántico de “Piñera, entiende, Chile no se vende”, continuaban manifestándose en contra de la absurda decisión cortoplacista de la COREMA regional. Nadie seguía sin hacer disturbios ni romper algún mobiliario urbano, pero continuaba una violencia absurda con gases cada vez más poderosos que incluso hacían vomitar a algunas personas.
Ahora queda avanzar en el poder judicial para detener esta aberración con la naturaleza y pueblos costeros del país, otros, dicen que el accionista presidente vetará la Termoeléctrica y con ello sumará algunos puntitos de aprobación para su alicaído proyecto de la nueva forma de gobernar. Por mientras la gente, por lo menos por esta jornada, despertó un poco del letargo del drama de los mineros atrapados y fue capaz de en la calle -donde se consiguen los cambios y la justicia denegada-, comenzar a cimentar un movimiento ciudadano que desde el ecologismo, pueda iniciar los cambios de un sistema macabro en su versión neoliberal.
René Squella Soto
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