El pasado viernes 16 de Abril en el Sindicato de Marineros y Auxiliares de Bahía se desarrollo el carrete “Santa Aña y el Poder de la Guadana”. ¿La idea?, reunir fondos para continuar con el proceso de recuperación de la ex capilla, ahora, juntando morlacos para arreglar el piso.
Aunque se hicieron variadas ofertas para que la gente llegara temprano, pasadas las 12 de la noche comenzaron a aparecer las personas que llenarían el Sindicato.
Como era mediados de Abril y el 4to mes del año es sinónimo de cosecha, en el malón se hizo presente Psicoactivo y los juguetes que se suelen encontrar en sus tiendas. Todo sea para conseguir el mayor efecto posible con el THC entrando hasta por los ojos!!!
Además, en un pequeño espacio para el comercio emprendedor, también se encontraban las obras del Taller en Fuga, espacio para la creación que ha tenido un fuerte trabajo en la ahora recuperada Capilla Santa Ana.
Pal bajón hubo sus tontas pizzas, además de hamburguesas de soya y alguna que otra galleta mágica que se apareció por los rincones volátiles del barrio puerto.
Y como todo calza como en la naturaleza -aunque al parecer la raza humana no esta calzando muy bien-, luego de las quemadas, de los primeros sorbos de chela, y de comida recomponedora, aparecieron los animadores japoneses y con sus ojos rojos de pura pasión, dieron el vamos al espectáculo que estaban todos esperando: Poder Guadaña.
Y claro, quedó la patá con los Guadaña haciendo vibrar cada uno de los instrumentos que los 6 integrantes de la agrupación tocaban. Se armó al toque una pista de baile y la concurrencia detuvo los relojes para ponerle al meneo cumbianchero electrónico que regaba las notas musicales en el cuerpo.
Luego de menos de una hora de espectáculo, tiempo que dejó a muchos y muchas con las ganas de haber seguido escuchando y disfrutando al grupo, se dió el vamos a la fiesta, horas de música que se bailaban con calentura caribeña a pesar de la falta de salsa que algunos como uno, extrañaban para menear el esqueleto.
Verde estaba el carrete y parece que el color hizo una especie de batiseña a los hombres que usan esos colores en sus trajes de uniforme. Conversaciones por aquí y por allá.
Incluso pasaron a ver como estaba el carrete. ¿Creo que se querían asegurar que estuviéramos todos bien?
Eso si, a un policía no le gustaron las fotos y me ordenó borrar la última que le había tomado. No se apareció un porfavor en su petición fanfarrona y para evitar conflictos desapareció esa instantánea y con ello aproveché también de desaparecer la cámara para ir a bailar en una fiesta que terminó pasadas las 5 de la madrugada.
Ni idea de como les fue en los números a la organización pero queda claro, que la autogestión por medio de actividades festivas para el encuentro y placer de quienes quieren construir alternativas de desarrollo distintas, son un camino válido y necesario en una reconstrucción que ahora va por el piso de la capilla, y que pronto tendrá más eventos para luego seguir con baño, muros y sueños que no se acaban de multiplicar.
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