Van 4 meses desde que explotó el modelo de desarrollo neoliberal Chileno, 4 meses de revuelta popular que despertó del marasmo a la población, y sacudió los cimientos de un país hecho a la medida de los intereses de una pequeña clase social. El empresariado secuestró a la política corrompiendo a los políticos, y la Constitución de Pinochet ha sido vital garantizando la propiedad privada por sobre el resguardo de derechos sociales y los intereses colectivos.
Se aburrió la gente de los abusos empresariales, de la corrupción política, de la precariedad de la vida de las grandes mayorías, de la desigualdad social y destrucción ambiental en el que se basa la idea de país.
¿Y que hizo el Gobierno con este conflicto?, lo administró, no lo resolvió. Solo panfletos y pirotecnias para no cambiar absolutamente nada. Es más, en vez de resolver lo que pedían millones en las calles, se generaron una serie de proyectos de ley que solo ayudan a criminalizar la protesta social y responder con represión, a las justas demandas que se viven en las calles y poblaciones del país. No está demás decir que esos mismos proyectos, fueron aprobados con la venia de una buena parte de la oposición, quienes se terminaron cuadrando con los intereses de la oligarquía que parecieran también, ser sus propios intereses.
