domingo, 21 de marzo de 2010

INCOMUNICADOS

Después del terremoto y posterior maremoto en las costas del centro sur del país la madrugada del 27 de febrero, luego de la alarma de tsunami del 11 de marzo dada por el mismo servicio que pudo evitar más muertes en el terremoto de semanas antes, y posterior al apagón del domingo 14 de marzo que los siúticos llaman Black out, y que significo el nerviosismo por el ansiado cataclismo que algunos esperan porque alguien les dijo que venía, esta claro, estamos incomunicados.

Las 3 fechas antes mencionadas demostraron que ante esos eventos nuestros servicios de telefonía privados quedan obsoletos –públicos no existen-, las llamadas colapsan y el sistema no tiene la necesaria inversión para dar fluidez a esos momentos de necesidad y urgencia. De forma irresponsable las compañías aseguran la conectividad para 1 millón de celulares pero venden 16 millones, es decir, en 3 minutos el sistema colapsa.

Además, los medios de comunicación chauvinistas alarman a la comunidad morbosamente, cuando pueden educar a la población evitando mayores complicaciones a situaciones que de por si son complejas, o bien incentivando el desarrollo de la energía solar para tener electricidad desde la propia naturaleza en momentos de oscuridad.

En los momentos de la histeria colectiva que se debe a la ignorancia de cómo actuar ante estas emergencias, además, para complicar más el hecho de comunicarse con familiares y amores, se agotan rápidamente las tarjetas de celulares que se venden en los negocios, la gente en su gran mayoría suele comprar decenas para asegurarse su exclusiva comunicación, o bien algunos, las compran y luego las revenden a precios de oro sonriéndole con ello al capitalismo que se caga por sobre la solidaridad y el comunitarismo.

Las escenas son grotescas y pertenecen a una sociedad individualista y competitiva que sirve como modelo al mundo occidental como también para entrar a Clubes de ricos y poderosos (OCDE). Sabemos quien instalo dicho tipo de sociedad, y también sabemos de aquellos que la perfeccionaron. De hecho, nuevamente están los que la instalaron, y llegaron para repartirse lo poco que queda, total, empíricamente o en metáfora seguimos incomunicados.

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