A mediados de
los 80 la Dictadura militar trajo a la Isla Robinson Crusoe la televisión y la
gente de la isla valoró la acción, incluso, se bautizó a una población con el
nombre del autócrata. Con ello, el sentir de la comunidad es que se avanzaba en
la conectividad
con el continente, pudiendo así conocer las noticias de lo que ocurría con el
país –los diarios no existen acá-, a la vez que se contaba con un nuevo
elemento para distraerse de una realidad tranquila que pasa con parsimonia por
las vidas de cada uno en el territorio insular.
Con la TV
acompañando en los hogares como un nuevo integrante, la gente se fue encerrando
entre sus paredes de madera, la vida social se fue extinguiendo y con ello
igualmente la organización de festividades y encuentros que reunían a toda la
comunidad isleña. La llegada de la “cajita feliz”, a decir de muchos, en
especial de los más antiguos, desconectó a la comunidad de
si misma, el tejido social se fue desdibujando, el sedentarismo comenzaba a
adueñarse de las gentes, ya no se compartía la vida como en antaño.
Pero no solo
hubo desconexión con la rica vida social que se tenía en la isla a partir de la
llegada de la televisión, también el hecho significó el desapegarse de la
tierra, más que mal, los tiempos que antes se dedicaban a los huertos y con
ello a sembrar y cosechar alimentos, ahora se ocupaban en estar sentado o
acostado viendo lo que los canales ofrecían.
Antes
de los 80, la comunidad fernandeziana tenía alimentos que le permitían una
dieta equilibrada y con ello una salud que lejos de la perfección, era bastante
mejor de lo que hoy se ve epidemiológicamente en la Isla Robinson Crusoe.
Existían varias Quintas con árboles frutales que alimentaban a la población, además,
era común ver en la mayoría de los hogares algún espacio que era ocupado para
el huerto familiar y con ello para verduras y hortalizas. La llegada de la
televisión, barrió con todo ello y poco a poco, las personas comenzaron a sacar
sus manos de la tierra para llevarlas a un control remoto que les permitiera
cambiar canales.
En una isla
enclavada en medio del océano pacífico, la televisión llegó para adormecer las
mentes con banalidades en lugar de servir como un instrumento de educación y
con ello también de liberación. Llegó la Tv y así la gente empezó a saber lo
que pasa allá lejos en el continente mientras ahora ignora lo que sucede en el
barrio o en la propia isla. Se estableció la pantalla televisiva como colono en
el territorio, mientras los espacios y momentos de encuentro entre la propia
comunidad se fueron extinguiendo.
¡Es el
desarrollo!, repiten como mantra los más neoliberales.
@ReneSquellaSoto
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