La actitud de Israel trayéndolo al plano local me recuerda a la de los partidos políticos con el movimiento social. También lo veo simbolizado en una televisión que trata a la población exclusivamente como consumidores que tienen que ser pasivos como corderos; o en las AFPs robándole parte de su remuneración salarial a l@s trabajador@s para dejarles una vejez que se vive en la miseria y en la mezquindad de un estado que poco valora los años.
La prepotencia matona de Israel y su ejército de asesinos entrenados me trae igualmente a la mente la codicia de las ISAPRES acumulando ganancias siderales mientras encarece sus planes de salud para la población que puede pagar la privatización de la salud; o la actitud de la familia Luksic con el poblado de Caimanes imponiendo un tranque de relave y amedrentando a los abogados que se atreven a cuestionarle la ética de sus inversiones.
La masacre de Gaza también lo viven en otra escala igual de violenta las comunidades Mapuches que quieren defender a la naturaleza con la cual se relacionan. Para el hombre blanco capitalista los bosques son plantaciones de monocultivos con los que pueden obtener rápidas ganancias, para la gente de la tierra, los bosques es la diversidad en la cual encuentran incluso su medicina.
Israel lo veo también en Monsanto, Syngenta, Beyer y todas las transnacionales que controlan los transgénicos y que quieren apoderarse de la alimentación del mundo. Empresas que esclavizan a campesinos y empobrecen los suelos para beneficiar su ambición de dinero y poder, ambición fielmente resguarda por una clase política que si no resulta elegida en la democracia que se inventaron, pasa a ocupar los cargos gerenciales de los grandes capitales y sus monopolios estratégicos.
Israel se repite una y otra vez pero también con ello se replica la dignidad de la resistencia Palestina. Mapuches, Trabajadores, Estudiantes, Defensores de la naturaleza, Usuarios del sistema de salud, en fin, todos los matoneados con la prepotencia capitalista y empresarial lentamente, muy lentamente, se conocen y discuten, se tratan de entender y compartir un norte colectivo, se articulan y tejen esa red social que asesinada en Dictadura, vuelve una vez más a revitalizarse con las nuevas generaciones que construyen alternativas.
La prepotencia de los matones es silenciada por los medios de comunicación masivos, las redes sociales a un sector de la sociedad le abren los ojos. Está develada la conducta egoísta de los pocos que quieren ser los dueños de todo, la comunidad comienza a mostrar las respuestas de solidaridad y generosidad, de colectivizar bienes para el goce de todos, de destruir al capitalismo insolente construyendo otro orden a partir de las vivencias que se multiplican en cada rincón de la ciudad y campo.
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