El 25 de Octubre del 2019, y con los militares en la calle pues Piñera le
había declarado la guerra a su propio pueblo (Motivado por la “inteligencia” de
las FFAA supimos recientemente), el país fue testigo de la movilización más
multitudinaria que haya parido el territorio, más de 1 millón 200 mil personas
por las calles de Santiago. Todos y todas salían a movilizarse por más de 30
años viviendo un modelo de desarrollo que era modelo, pero solo para una
minoría del país (20% talvez)
365 días después, y con el contexto de una pandemia mundial mal controlada
por el Gobierno, nuevamente son millones que salen desde sus hogares, pero ahora
a los lugares de votación para decidir así, continuar o no con la Constitución
que cimienta al sistema económico neoliberal, sistema que fue ampliamente
cuestionado en las votaciones que dieron casi un 80 % a la opción del apruebo
una nueva constitución.
Fue un día que comenzó temprano. Dormí poco, estaba ansioso, se sabe que
hoy 25 será un día histórico para el país, más que mal, se acababa con la
Constitución de Pinochet y el tipo de sociedad y modelo socioeconómico que
instauró en el país. Algunos inclusive, nos llamaron el laboratorio del
Neoliberalismo como la web rebelión.org.
Y bueno, el experimento no soporto más de 30 años con una democracia de
baja intensidad que administró el modelo sobre la base de la corrupción político
empresarial. En otras palabras, la gran mayoría de los políticos no reflejaba
la voluntad de sus electores, sino que de sus financistas, como Ponce Lerou,
Luksic, Angelini y tantos más que “aportan” a buena parte del espectro
político, o les dan trabajo cuando éstos no están administrando el Estado.
Hoy, me marcaron muchos momentos que me emocionaron erizando la piel. Sofía
la chica de 17 años que no podía votar pero que fue a regalar lápices azules, o
Nancy la señora de Lo Hermida que se emocionaba al recordar lo que se estaba
votando y que lo realizaba pensando en las generaciones venideras. Fue el mayor
número de votantes desde el regreso de la “democracia”, todos y todas quisimos
ser parte del hecho histórico que permite el renacer del país.
Ese Renace (como salió en la torre telefónica), lo debemos agradecer
principalmente a quienes no pudieron sufragar, lxs estudiantes secundarios que
iniciaron el proceso de transformación rebelándose ante un alza del metro que
afectaba a sus padres y abuelos. Fue el 1er Torniquete saltado, ahora acabamos
de saltar el torniquete de la Constitución de Pinochet.
Ahora vamos a saltar el torniquete del neoliberalismo, y eso lo hacemos con una nueva constitución, esa que acabe con las bases que permiten la desigualdad, precariedad y corrupción actual. Es decir, lo que nos trajo hasta aquí.
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