Bansky
Son cientos de miles las toneladas de materias primas que se extraen en diversos lugares del mundo para sostener la producción de bienes materiales que entregarán "confort" a la población.
Esos "lugares del mundo" tendrán la visita de alguna industria extractivista que a su vez, necesitará ahora las industrias de generación eléctrica para poder funcionar y hacer correr los macrocifras que les gusta mostrar al país tanto a técnicos neoliberales como a políticos del variopinto.
Todo lo que saquen de la tierra, luego será convertido en algún producto que, por carecer el país del desarrollo de alguna industria productiva, vendrá envasado desde algún país del norte del hemisferio. La obsolescencia programada será una regla y cada adquisición pronto se agotará en alguna de sus partes y nuevamente a comprar otro y seguir permitiendo el flujo constante de materias primas ocupadas en productos por miles que terminarán en vertederos en el mejor de los casos. El ambiento llama a cambiarlo. "Modernizarse", dirán algunxs.
Todo el escenario descrito, es alimentado por un consumismo desenfrenado educado principalmente por la televisión y su eficaz industria publicitaria. Industria creativa que se beneficiará de una población sumida en una mediocre educación mercantilizada que se emboba sin crítica con lo que medios masivos muestran o certeros políticos boleteados parlotean en algún micrófono que encuentren cerca de sí.
El consumismo debiera ser de dignidad, de la pasión y valentía necesaria para saber y entender que así como vamos, el camino que sigue hacia adelante solo será de más conflicto y más fuego. Extraer, Producir, Consumir, Desechar y así sucesivamente para hacer funcionar un sistema que se desarrolla desde un Planeta Finito no solo es una locura, es maldad (casi siempre amparado de algún Dios). Y es maldad también cuanto la destrucción no es en ningún caso para beneficiar a las mayorías siempre postergadas, sino que como siempre, será para satisfacer la gula de una pequeña porción de "ciudadanos" que se beneficiará de la extracción, producción, consumo y desecho del endeudado y esclavizado resto de la población.
Ese consumismo es aún mas maldad, cuando para el trabajo de esa cadena destructiva de territorios geográficos, emocionales y simbólicos, incluso en pleno siglo XXI, se utilicen niños y niñas para sostenerlo.
Muchas razones para condenar el Consumismo automático. Nos consume a nosotros y al planeta, para partir con algunas.
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