jueves, 24 de noviembre de 2016

El desafío Ciudadano que refleja la Alcaldía de Sharp en Valparaíso


En Valparaíso comienza el desafío de plantearles a los poderes políticos y económicos que las organizaciones sociales y la comunidad organizada puede administrar una ciudad puerto y entregar ésta, para el bienestar de sus habitantes y visitantes.

Se articularon algunos de los movimientos vivos de la ciudad y organizaron una Primaria Ciudadana. Luego, el ganador, en una campaña en que primaron las ideas construidas colectivamente para revertir el deterioro de la comuna, fue generando esperanza y motivación hasta llegar a una inédita Alcaldía ante la competencia de otros 3 candidatos, dos de ellos, del duopolio que había (mal)administrado la comuna los últimos muchos años.

Y se ganó, y fue paliza, y ahora en serio el desafío de Valparaíso se transformó en el desafío de todo un país, es decir, que la administración de los territorios obedezcan a sus ciudadanos y su calidad de vida, más que a empresas o grupos económicos particulares. En Valpo, se teje un poco la esperanza de un futuro prometedor pues se advierte, ese futuro será construido con múltiples actores de los variados Valparaísos presentes en la ciudad.

Aquí en la ciudad se espera subvertir las mezquinas participaciones ciudadanas maquineadas y poco representativas que estimulan los gobiernos centrales, se apuesta a una participación en el diseño, ejecución, evaluación y rediseño de las políticas públicas locales que abordarán las principales problemáticas que se establezcan a través de diálogos y espacios de conversación, reflexión y propuestas.

Por último, algunas cosas que he pensado a raíz del triunfo de Sharp.

1.- Ojo que la lucidez porteña desatará la ira de la patronal y de los partidos políticos que se repartieron la ciudad por largos y dolorosos años. Eso significa que el juego sucio será desatado, pues jamás dejarán que una estrategia que prescinde de ellos, tenga las facilidades necesarias para demostrar el éxito de una gestión asumida por organizaciones y vecinos articulados para defender la ciudad de la codicia voraz del gran capital. Usarán sus medios de comunicación, tratarán de dividir los movimientos, negarán recursos desde los gobiernos centrales, obstaculizarán con diversas estrategias, aquellas acciones que intentarán construir alternativa por sobre la base neoliberal que dejan impregnadas en las calles, escaleras y rincones de la ciudad.

2.- El mismo boicot de la clase dirigente, debiera ser un aliciente importante para que un mayor número de personas, colectivos y organizaciones se pongan a trabajar de manera unida, crítica y articulada para el beneficio de una ciudad en donde su principal patrimonio, debieran ser las mismas personas, prácticas, comercios locales, experiencias comunitarias y expresiones de la cultura local. Si queremos una ciudad que supere su neoliberalismo, debemos ser capaces de aportar a ésta idea y construir desde múltiples miradas esa diversidad típica de puerto.

3.- Si a Valparaíso le va bien, la experiencia podría empezar a replicarse en otros rincones del país -como lo que pasó con la Farmacia Popular y sus muchas expresiones-. Así, se comenzaría a demostrar que sí se pueden hacer las cosas distintas aunque los monopolios comunicacionales siempre hablen de solo dos alternativas para gobernar... aunque los escépticos y sectores más anarquistas, vean una nueva expresión de la élite burguesa que como ha pasado a lo largo de la historia, cometa los mismos errores de sus antecesores y la corrupción, el individualismo y el partidismo, solo cambien de apellidos. Por lo menos de forma personal abrigo una esperanza de que ese futuro puede ser distinto, y esa esperanza, será exclusivamente no la probidad de Sharp y su equipo de trabajo, sino que la participación real, informada y comprometida, de organizaciones, colectivos y movimientos sociales que le dan vida a una ciudad que despertó del letargo capitalisma para buscar nuevos horizontes.

Esperemos esta vez y de forma definitiva, podamos torcer la historia. El año del mono que no termine solo con navaja, sino que también con una mano para abrazar y construir otro mundo distinto, otro puerto distinto.

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