martes, 26 de agosto de 2014

No hay salud

Las evidencias muestran que la Educación en Chile es altamente segregadora, en Salud, lamentablemente no es muy distinto el panorama, la Salud Pública se encuentra en la UTI mientras la salud privada y sus clínicas, ISAPRES, aseguradoras, centros médicos, laboratorios y farmacéuticas, gozan de una salud económica envidiable por todos y todas excepto la banca y las AFPs, quienes también duermen con grandes sonrisas felicitándose por sus utilidades. Algunas reflexiones...
La solidaridad popular intenta hacerle frente a la salud mercantilizada. Completadas, Rifas, Eventos, en fin, la imaginación colectiva por todos sus medios apoya los gastos monumentales que muchas enfermedades ocasionan en familias que rápidamente entran en quiebra -si no lo estaban antes-. Esos esfuerzos, no solucionan nada de fondo.
 
La Nueva Mayoría, a pesar de algunos convencidos del rol del Estado en el aseguramiento universal de salud de calidad, se deja seducir una vez más por el mercado y apoya políticas de salud que solo establecen un rol marginal por parte del Estado, mientras los actores privados de la salud, se llenan los bolsillos sobre la base de una sociedad altamente medicamentalizada y enferma.
 
No se prioriza el trabajo en los determinantes sociales de la salud, se carece de la generación de políticas públicas que promuevan sociedades con estilos de vida saludables, estilos que aborden colectiva y solidariamente la pobreza económica, el hacinamiento en viviendas precarias, la violencia social y sistémica, el trabajo explotador y mal remunerado, la contaminación de suelos aires y comida, incluso la carencia de parques públicos para el ocio y el entretenimiento. Actuar antes que se manifiesten las complicaciones de salud apelando a sus causas, no solo a los síntomas con los que se llega a algún espacio de atención en salud.
 
Faltan huertos medicinales colectivos y el desarrollo de la agroecología a pequeña escala en Juntas Vecinales. Para una mejor salud, también tenemos que dejar de envenenar nuestro organismo, y para ello, es fundamental cambiar ciertos hábitos alimenticios que terminan siendo benignos para bolsillos de empresas de comida chatarra y también para las farmacéuticas, malignos para los consumidores compulsivos que terminan adictos a algunos productos.
 
No hay salud en el país. O mejor dicho, ésta, es para quien pueda pagarla sin endeudarse.


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