Comienza un nuevo ciclo según creencias mapuches y esto se relaciona con un historia cíclica de la misma humanidad. Se tiene el día mas corto del año y la naturaleza comienza nuevamente a tejerse y articularse, construirse de manera constante intentando mejorar lo que se ha avanzado. El solsticio de invierno es el punto de partida de un año por vivir.
Río+20 y los gobiernos del mundo por otro lado, se niegan a los cambios drásticos necesarios para la vida de la vida misma. Se afianza el capitalismo con el concepto de Economía Verde y se mercantilizan los componentes naturales e incluso las funciones que ellos cumplen. Las grandes corporaciones sacan cuentas alegres pues han ganado más tiempo para seguir el saqueo y despojo, precarizando naturaleza y existencias.
La gobernanza mundial habló luego de 20 años de promesas incumplidas con el desarrollo sostenible, el que finalmente fue sustentable para la economía, pero destructora con las partes ambientales y sociales de la famosa trilogía que esperanzaba con un crecimiento íntegro.
De acuerdo a los pueblos originarios mapuches, en el Wetripantu renovamos otra vez la existencia y en ello nos afianzamos en nuestra relación de codependencia con la naturaleza, renovamos también los espíritus de lucha y entrega solidaria por un desarrollo integrador que no siendo egoísta, alcanza para todos y todas. Buscamos el espacio para desarrollarlo, a la vez que lo exigimos también en las instancias formales creados por los sistemas dominantes.
Defendemos finalmente derechos, a la libre existencia, o a la felicidad a la que se refiere Mujica en el conocido discurso en Río+20.
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