domingo, 13 de febrero de 2011

Hipnosis múltiple, Saramago, Cuba y otras televisidades

Los chilenos y chilenas se informan preferentemente a través de los noticiarios centrales de televisión, y pasan alrededor de 4 horas diarias ante una pantalla que dice entretener e informar. ¿Educar?, poco rentable para los auspiciadores, monetaria e ideológicamente hablando.

En “Ensayo sobre la lucidez” -obra trascendental del Portugués Saramago-, una ciudad completa, decide en elecciones, sufragar en su gran mayoría con un voto blanco. Las autoridades centrales cercan la ciudad e intenta boicotear la claridad comunitaria de continuar la vida sin autoridades. Sale a relucir toda la suciedad que uno se imagina en la política.

¿Se imaginan en un acto de rebeldía lúcida comenzar a tirar los televisores a la calle y acumularlos como basura?, ¿Qué se perdería?. Habría más tiempo para conversar y compartir con la familia. Si se es poco dado al parloteo, tal vez incentivaría dedicar tiempo a algún jardín o huerto. La vida se haría más en comunidad y fuera de los límites de la puerta de la propia casa, en una de esas las personas comenzarían a asociar también la entretención a la lectura de algún buen libro o a la práctica de algún deporte o arte.

Recuerdo que estando en Cuba en alguna casa de hospedaje me puse a ver televisión. Clases de Francés, Alemán o Inglés; también algo así como Universidad para todos y clases que se entregan para beneficio de la comunidad, por ejemplo, enseñar a trabajar la tierra o enfrentar un huracán de esos que se ven por el sector. Una televisión con vocación pública que no le interesa el rating y que se atreve a dar ballet a las 3 de la tarde o un campeonato de pelotas de la secundaria del país o una película Cine Arte que se aleja de las estridencias joligudenses que se suelen entregar por la televisión abierta de Chile S.A. Algo parecido se esta haciendo en Canal 3 Valparaíso, emisora comunitaria que se aleja de las lógicas mercantiles y que busca ser un aporte al desarrollo social y cultural del territorio, a pesar de las legislaciones que las autoridades están haciendo actualmente en relación a la televisión digital y que ¡oh sorpresa!, beneficia a los mismos de siempre.

Aquí los empresarios son los dueños de los canales y con ello debiera estar claro el servicio que pretende entregar a la población: Incentivar el consumo y la pasividad que entrega la ignorancia, hipnotizar las mentes e influir en la opinión pública para domesticarla y evitar rebeliones como las que se vivieron en Egipto recientemente.

Apagar la tele y encender la vida es como un regalo que uno se puede hacer, las posibilidades de información son muchos más amplias y la entretención se puede encontrar en millares de otras cosas. Ante la situación actual de la TV y los intereses a los cuales sirve, sueño con el momento de lucidez emancipadora, y un tronadero ensordecedor de televisores cayendo y destrozándose en los suelos de cada rincón del país se aparece al cerrar los ojos. Una sonrisa se me dibuja en el mismo instante.

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