CARABINEROS HIPERVENTILADOS EN CUMMING

Uso de gas lacrimógeno, violencia desmedida, más de 5 detenidos y amenaza a la prensa independiente que estaba cubriendo la situación, fueron parte de los ingredientes que se reunieron en calle Cumming el jueves nocturno recién pasado.

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El ambiente que se respiraba era de fiesta, las calles con un variopinto de gente y hasta locales que suelen ser visitados casi de forma exclusiva por fantasmas tenían llenas sus mesas. Sonaba la percusión que auguraba un fin de semana inundado por el Carnaval de los 1000 Tambores y la ciudad con sus calles se convertía en el escenario del carrete. Los únicos que no estaban muy contentos eran los vecinos, el día siguiente era laboral y algunos ya no podían conciliar el sueño.

Pasada la medianoche llegaron los guardianes del orden y la legalidad que utiliza el Estado para con las personas que se encuentran en territorio nacional, bajar el volumen despejando la vía pública parecía la consigna. Lo que era una fiesta, debido a la falta de diálogo entre vecinos residentes y vecinos visitantes, se transformaba en tensión; aquello que pudo encontrar solución en una simple conversa entre ciudadanos que hacían sociedad, ahora se convertía en situación donde a decir de la autoridad, se debía “imponer orden”.

Y en esa imposición justamente volaron las palabras por los aires, la policía apresa a un joven por alguna situación confusa, y los amigos y su novia lo tratan de rescatar pidiendo algún tipo de conversación con Carabineros. ¿La respuesta valiente y gallarda de los vigilantes?, spray de gas lacrimógeno a los rostros de la gente que se encontraba cerca y ahora no solo ruidos molestos para los vecinos, también olor y picazón de ojos.

La gente retrocede mientras otros intentaban obviamente en vano, conversar con Carabineros e intentar resolver las cosas utilizando la inteligencia por sobre la fuerza. Algunos Anarquistas que se encontraban con el piño de gente comienzan a entonar cánticos y salen los clásicos: “Ulaula ulaula, ula ula, los pacos tienen tetas las pacas tienen tula”, “Alerta, alerta, alerta fascistas, que todo el territorio se vuelve anarquista”; además, respondiendo a la violencia policiaca, comienzan a insultar a los verdes que dialogaban entre ellos haciéndose los weones con los comentarios que a viva voz los llamaba a pelear sin armas, o recordaban su valentía al matar a comuneros mapuches por la espalda.

Cuento corto, los policías llamaron refuerzos y cambiaron sus gorras por cascos militares. Apenas se organizaron un poco, los menos adiposos salieron disparados persiguiendo por Cumming a los jóvenes que los garabateaban, no costó mucho pillarlos y esposarlos para meterlos a una Cuca. ¿Qué habrá pasado con los chicos?, lo que es yo, dudo que haya sido una reprimenda empática y asertiva de los policías, más que mal, se despidieron los verdes con una nueva rociada de gas lacrimógeno a quienes se acercaban a defender a los detenidos. También para amedrentar, echan los vehículos encima de los fotógrafos ocasionales que registran la violencia institucional para “imponer orden”.

Por los niveles de violencia en que desencadenó la situación, los drogados finalmente parecían ellos, por lo menos algunas características que salen en libros especializados tienen: mirada fría y perdida que evitaba los ojos del otro, euforia sin razón aparente y de un momento a otro, fuerza desmedida e innecesaria, incapacidad de escuchar. ¿Habrán dormido bien los vecinos al final?