domingo, 25 de octubre de 2009

1980, EL AÑO EN QUE CAGAMOS CON CUÁTICA

1980 y el ajusticiado Jaime Guzmán Errázuriz -joven y mateo líder gremialista-, coloca a disposición su inteligencia y capacidad para redactar una nueva Constitución política y social para el país, carta magna que se imponía con facilidad ante el estado de shock en que vivía la población en Chile, producto claro esta, de la violencia de sus fuerzas armadas contra sus compatriotas que buscaban la construcción de otro tipo de sociedad.

1980 y en ese preciso instante se sentaron las bases de lo que sería la sociedad del Chile del futuro: el Estado se desprendía de sus empresas para que el Mercado a través de sus empresarios pudieran darle “eficiencia”, las personas se transformaban en clientes o consumidores por sobre el ciudadano que tiene obligaciones a la vez que derechos inalienables.

1980 y el egoísmo personalista pasó a comandar las existencias, destruyó el sueño que se construía con el Socialismo industrial de la época: avanzar en sociedades que vivían solidariamente en común-unidad. La nueva consigna desde ese momento fue el sálvate solo y para eso compite, se jibariza al Estado para que no fiscalice y se pueda hacer trampas.

1980 y la redacción del documento era maniatada con binominalismo y altos quórum para que esta –la constitución-, no pudiera ser cambiada en caso de que gobernaran los rivales. Y claro, gobernaron los rivales pero estos se transformaron en amigos y conocidos, al día de hoy gobiernan y administran un país que únicamente beneficia a empresarios que suelen concentrar el poder, llevándose con ello a los derechos de los trabajadores y a la naturaleza si fuera necesario.

En el país nunca se ha creado una constitución con la participación de todos los sectores que forman la sociedad, siempre han sido unos pocos los iluminados que estipulan finalmente como seguir siendo los poderosos dueños del país. Se necesita ahora y se necesitará siempre, un reglamento que guíe nuestro accionar pero que sea un consenso país, la Asamblea Constituyente que le de vida al nuevo orden es una condición irrebatible e intransable, decidir la aceptación o rechazo entre todos de una propuesta que nace desde todos, una obligación que esta generación de ciudadanos y ciudadanas debiera tomar. Van 29 años de saqueo y estos tipos no son de los que se cansan de explotar, parecieran gozarlo pues se les perdona desde la divinidad a la que le rezan, ¿transformamos el mundo desde donde nos encontremos?

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