En
Valparaíso comienza el desafío de plantearles a los poderes
políticos y económicos que las organizaciones sociales y la
comunidad organizada puede administrar una ciudad puerto y entregar
ésta, para el bienestar de sus habitantes y visitantes.
Se
articularon algunos de los movimientos vivos de la ciudad y
organizaron una Primaria Ciudadana. Luego, el ganador, en una campaña
en que primaron las ideas construidas colectivamente para revertir el
deterioro de la comuna, fue generando esperanza y motivación hasta
llegar a una inédita Alcaldía ante la competencia de otros 3
candidatos, dos de ellos, del duopolio que había (mal)administrado
la comuna los últimos muchos años.
Y se
ganó, y fue paliza, y ahora en serio el desafío de Valparaíso se
transformó en el desafío de todo un país, es decir, que la
administración de los territorios obedezcan a sus ciudadanos y su
calidad de vida, más que a empresas o grupos económicos
particulares. En Valpo, se teje un poco la esperanza de un futuro
prometedor pues se advierte, ese futuro será construido con
múltiples actores de los variados Valparaísos presentes en la
ciudad.
Aquí
en la ciudad se espera subvertir las mezquinas participaciones
ciudadanas maquineadas y poco representativas que estimulan los
gobiernos centrales, se apuesta a una participación en el diseño,
ejecución, evaluación y rediseño de las políticas públicas
locales que abordarán las principales problemáticas que se
establezcan a través de diálogos y espacios de conversación,
reflexión y propuestas.
Por
último, algunas cosas que he pensado a raíz del triunfo de Sharp.
1.-
Ojo que la lucidez porteña desatará la ira de la patronal y de los
partidos políticos que se repartieron la ciudad por largos y
dolorosos años. Eso significa que el juego sucio será desatado,
pues jamás dejarán que una estrategia que prescinde de ellos, tenga
las facilidades necesarias para demostrar el éxito de una gestión
asumida por organizaciones y vecinos articulados para defender la
ciudad de la codicia voraz del gran capital. Usarán sus medios de
comunicación, tratarán de dividir los movimientos, negarán
recursos desde los gobiernos centrales, obstaculizarán con diversas
estrategias, aquellas acciones que intentarán construir alternativa
por sobre la base neoliberal que dejan impregnadas en las calles,
escaleras y rincones de la ciudad.
2.-
El mismo boicot de la clase dirigente, debiera ser un aliciente
importante para que un mayor número de personas, colectivos y
organizaciones se pongan a trabajar de manera unida, crítica y
articulada para el beneficio de una ciudad en donde su principal
patrimonio, debieran ser las mismas personas, prácticas, comercios
locales, experiencias comunitarias y expresiones de la cultura local.
Si queremos una ciudad que supere su neoliberalismo, debemos ser
capaces de aportar a ésta idea y construir desde múltiples miradas
esa diversidad típica de puerto.
3.-
Si a Valparaíso le va bien, la experiencia podría empezar a
replicarse en otros rincones del país -como lo que pasó con la
Farmacia Popular y sus muchas expresiones-. Así, se comenzaría a
demostrar que sí se pueden hacer las cosas distintas aunque los
monopolios comunicacionales siempre hablen de solo dos alternativas
para gobernar... aunque los escépticos y sectores más anarquistas,
vean una nueva expresión de la élite burguesa que como ha pasado a
lo largo de la historia, cometa los mismos errores de sus antecesores
y la corrupción, el individualismo y el partidismo, solo cambien de
apellidos. Por lo menos de forma personal abrigo una esperanza de que
ese futuro puede ser distinto, y esa esperanza, será exclusivamente
no la probidad de Sharp y su equipo de trabajo, sino que la
participación real, informada y comprometida, de organizaciones,
colectivos y movimientos sociales que le dan vida a una ciudad que
despertó del letargo capitalisma para buscar nuevos horizontes.
Esperemos
esta vez y de forma definitiva, podamos torcer la historia. El año
del mono que no termine solo con navaja, sino que también con una
mano para abrazar y construir otro mundo distinto, otro puerto
distinto.
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