No pueden
dejarse de lado las justas demandas de derechos sociales a aquellos gobiernos
que terminaron entregándoselos al mercado para su gestión. Suena incluso
absurdo, pero se le pide a administraciones de marcado tono neoliberal, que
planifiquen y desarrollen acciones en donde el Estado o las Comunidades,
accedan a mayores cuotas de participación en la definición de los caminos a
tomar, por ejemplo, con la provisión de derechos sociales, con la forma de
producir con la materia prima que se encuentra en el territorio.
Si es
ilógico que Piñera nacionalice los “recursos” naturales, o irracional que la
Concertación socialdemócrata ahora sí se atreva a recuperar la tutela de la
salud, educación y previsiones sociales para garantizar así su universalidad y
calidad, resulta menos insensato entonces prepararse con equipos y estrategias
de trabajo para en un futuro cercano –esperemos-, tomar el poder desde las
comunidades y gestionar así la administración de los territorios para el
beneficio de las grandes mayorías.
Si se es
capaz de salir a la calle a protestar por una política pública justa y digna
para todos/as, se tiene que también ser competente para en algún momento,
acceder al control comunitario de los destinos de todo un país, un control que
se descentraliza, una riqueza que se reparte según las características que cada
bioregión establece como la ideal para el desarrollo particular de sus áreas, para
el beneficio general de todo un país.
El trabajo
ideal para avanzar hacia las utopías que los pueblos establecen en su
horizonte, es complementar el trabajo por acceder a la toma de poder, con la
labor de construir poder mismo, es decir, con la acción comprometida de
cimentación de otra realidad en donde educación y salud, por decir 2 pilares de
una sociedad, son gestionados por las propias bioregiones y los diversos
actores que interactúan en ella.
Aquí
también, y como elemento primordial de una nueva arquitectura de país, surge la
necesidad de construir otro sistema económico que esté en armonía con la
naturaleza, una estructura que no solo cambie y transforme a los dueños de la
producción, sino que fundamentalmente, cambie también la manera de producir. Así
no se afecta a las comunidades de los sectores en donde se desarrollan los
emprendimientos. Así también no se interviene negativamente en los ecosistemas
en donde habitan otras múltiples formas de vida que también merecen respeto.
Tomar el
poder de la conducción del país y quitárselo a quienes se han apropiado o han
entregado lo que nos pertenece a todos/as, construir un poder alternativo que
vaya fundando las formas de relación y de vida de otra realidad que se quiere
consagrar. Dos caminos que se tienen que recorrer a la par para abrir de una
vez y para siempre las grandes alamedas para que pase el hombre/mujer libre,
digno/a, solidario/a, justo/a.
@ReneSquellaSoto
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