Estoy en la Isla Robinson Crusoe del Archipiélago Juan
Fernández, descubierta en 1574 por el marino español, Juan Fernández. Me
separan 650 kms del continente y si miramos en línea recta, encontramos según
muchos, el puerto de San Antonio.
Para llegar a la isla se vuela por los aires en una avioneta
que sale desde el Aeródromo de Tobalaba si uno no es residente. Desde
Torquemada en Viña del Mar, salen las avionetas con los residentes de éste
paraíso recientemente afectado por un tsunami y un accidente aéreo. El pájaro
metálico llega hasta una esquina de la isla, desde ahí, se tiene que bajar a un
embarcadero para tomar un bote que te lleve al único poblado del archipiélago,
San Juan Bautista.
Dicen algunos que el pueblo está en el mismísimo cráter de
un volcán extinguido, un cono que voló hace miles de años y que dejó una parte
intacta, la misma que ahora le da la espalda al pequeño asentamiento de poco
más de 600 personas.
La Bahía de Cumberland siempre está con botes de pesca
listos para trabajar durante los 8 meses que dura la temporada. La Langosta
Juanfernandina y el Congrio Dorado suelen ser los objetos de trabajo de los
pescadores, oficio principal que se da en el pueblo junto al servicio público
del Gobierno Local como del nivel central.
La naturaleza es generosa y las especies endémicas de flora
y fauna son numerosas. Debajo del agua otras muchas especies son únicas también
del lugar y son importantes en la alimentación de la comunidad, aunque
absurdamente, en el jardín infantil del sector se les de jurel en tarro a los
niños y niñas.
El poblado está construido principalmente de madera y los
árboles tienen miles de años compartiendo con quienes habiten estos territorios
insulares. Desde Alejandro Selkirk y sus más de 4 años en solitario en la isla,
pasando por corsarios de todos lados, por Alfred Van Roth como primera persona
que consiguió el poblamiento de la isla en el siglo XIX, marinos alemanes de un
Buque germano hundido en la 1era guerra mundial por la armada inglesa, y claro,
los cientos de colonos que llegaron a vivir una vida en calma rodeada de la
inmensidad del océano pacífico y de una isla cuyos rincones, comienzo recién a
descubrir.
@ReneSquellaSoto
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