lunes, 15 de diciembre de 2008

MI NOMBRE ES CRISIS

ALAI AMLATINA, Sao Paulo.- Antes no se hablaba tanto de mí como ahora. Y todo por causa de una crisis en el sistema financiero. También África está en crisis crónica -de democracia, de alimentos, de recursos-, pero ¿quién habla de ello?. Existe amenaza de crisis del petróleo; gobernantes y empresarios sienten pánico ante la posibilidad de no poder alimentar a los 800 millones de vehículos que ruedan sobre la faz de la Tierra.
El año pasado, debido al aumento del precio de los alimentos, el número de hambrientos crónicos subió de 840 millones a 950 millones, según la FAO; pero ¿quién se preocupa de alimentar a miserables?

Mi nombre deriva del griego krisis, discernir, escoger, distinguir, en fin tener ojos críticos. Tengo familiaridad también con el verbo acrisolar, purificar. Contra lo que supone el sentido común, no soy, en sí, negativa. Formo parte de la evolución de la naturaleza. Ahora asusto al casino global de la especulación financiera. Se creyó que el capitalismo era permanente, sobre todo en su versión neoliberal religiosamente apoyada en dogmas de fe: el libre mercado, la mano invisible, la capacidad de autorregulación, la privatización del patrimonio público, etc.

Tengo dos caras. Una ocasiona a mis víctimas desesperación, miedo, inquietud. Alcanza a aquellas personas que no creían en mi existencia o me miraban como si yo fuese una bruja, figura mitológica del pasado que ya no representa ninguna amenaza. Mi otra cara, la positiva, es la que el águila conoce a los 40 años: las plumas ya son viejas, las garras desgastadas, el pico romo. Entonces ella se aísla durante 150 días y se arranca las plumas y las garras y se rompe el pico. Espera pacientemente el cambio. Y luego vuela saludable rumbo a otros 30 años de vida.

Creo que esta conmoción en la especulación financiera traerá nuevos paradigmas a la humanidad: menos consumismo y más modestia en el estilo de vida; menos competitividad y más solidaridad entre personas y tareas; menos obsesión por el dinero y más por la calidad de vida. Todas las veces que irrumpo en la historia o en la vida de las personas traigo un mensaje: es hora de comenzar de nuevo. Quien pueda entender, que entienda.

Frei Betto

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